miércoles, 13 de marzo de 2013

TERCETO NOCTURNO


I

Noche espectral. Los dueños del mundo reposan sus dentaduras.
Sales.
Ni tan siquiera dueño de ti mismo.
Los árboles zarandean las hojas ácratas del otoño.
Seres infames e informes se refugian en los bares o duermen
de espaldas a labios heridos y a vaginas resecas de sueños.
Tú prefieres pasear en la noche sin adjetivo, aguantar su yermo peso
sobre tu orgullo.


II
La noche se desboca, como un río turbio
se encoleriza a tus pies.
Introduces tus rojas manos en su interior.
Rebuscas,
hallas sombras y recuerdos que gritan quién
eres. Identidad voluble en un río monomaníaco.
Ignominia malintencionada del tiempo. Fugacidad. Temor.
Ansiedad.
Por calumniosa costumbre sabes:  
mañana nacerá un nuevo hombre de tu cama.
La serpiente
va dejando sus pieles pudriéndose al sol.



III

Va entrar el día en la habitación
calcinada. Ha sido inútil la sutura negra.
Queda el recuerdo de un placer.
Ardemos de nuevo en palabras incomprensibles
que jamás pronunciaremos.
La noche llega a su fin.

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