miércoles, 4 de diciembre de 2013

AMNISTÍA OTOÑAL



Te escribo
desde la última tregua
de tu lengua
que aviesa se ensaña
con mi miembro.
Fóllame.
Estoy aferrado a la noche
etílica del circo cotidiano
en las calles desiertas
de una ciudad
que tirita en otoño
de tedio
dónde lo más
que se puede observar
son las máscaras 
de un baile absurdo
y heridas suturadas
con resacas y
recuerdos.
Mientras
el mundo
se desmorona y
yo no entiendo nada,
mientras
me sangran
los versos y los ojos
se me nublan de rabia
fóllame.
Te escribo porqué
quiero oírte gritar
de deseo
y en la cama
una vez hayamos terminado
el acto feroz del desenfreno
poderte decir quizá
que te quiero
o por lo menos
gracias
por darme un indulto
pasajero.

No espero que estés
de acuerdo.

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