Desconfía del que siempre sonríe
asiente
y muestra aparente atención
a todas las opiniones
desconfía del que dice que es feliz
que las pequeñas cosas
desconfía del que viste americana y corbata
y se afloja el nudo y exhala
al acabar el trabajo
desconfía del que mira por encima de tu hombro
y del que mira por debajo
desconfía del que habla a los neonatos
como si fueran animales domésticos
desconfía del está prohibido
del porqué sí
y del deténgase
desconfía del rapsoda de citas célebres
desconfía del obediente
desconfía del compasivo
el que mira satisfecho en derredor
después de dar una limosna
desconfía del que cuelga su bandera
en el balcón durante las efemérides
o lleva llamativos eslóganes en su camiseta
desconfía del que desconoce la etimología
de la palabra democracia
desconfía del repeinado engominado
del que lleva alhajas
y demás variantes de espejo resquebrajado
desconfía del que dice que no es racista
y del que dice que sí lo es
desconfía de la mujer que tapa su boca al reír
o del que ríe a media risa
desconfía de la mujer de cuello largo
y la mujer de cinturón por falda
desconfía del exfumador
exbebedor
exboxeador
expolítico
de todos los ex
y todas tus ex
desconfía del que dice que no se ve capaz
y del que dice que nunca jamás tuvo miedo
desconfía de los espacios comunes
las opiniones contrastadas
y del que dice que lo tiene claro
desconfía de ti mismo
incluso de tu propia desconfianza
desvela máscaras
solloza pelando la cebolla
y prosigue
el luminoso camino a la muerte
te espera.
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