Cuando llegaste
empezaba a creer
(yo que soy muy dado
a los descalabros y ensoñaciones)
en que el amor solo se muestra
una vez, acaso la primera,
me limitaba a observar
cómo se deshojan los días
desde mi ventana
a limar los sueños a martillazos
a emborracharme entre semana
evidentemente
cuando llegaste
la
c
e
l
e
r
i
d
a
d
del
tiempo
no
aminoró
seguí aquejado
de ésta angustia hueca
y permanente
y mi habitación siguió
siendo una cárcel
con cuatro rejas oxidadas,
no otorgó armisticios
la derrota cotidiana
pero contigo a mi lado
todo empezó a ser
más soportable
incluso algunos días
estimo que fueron felices
aunque sobretodo
recuperé aquél
maravilloso don
que creía perdido
que es
no preguntarme el porqué.
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