He
visto cien mil bares
abiertos
hasta el vómito
mil
bocas, mil vaginas
resecas
de sueños
bañándose
en la inevitable soledad
o
en la compañía fraudulenta
de
los derrotados
almas
viejas y heridas
refrescadas
con el calor
de
un whisky con hielo
he
visto volar a lo lejos
las
ilusiones, estallar los sueños
regresar
taciturnos
al
reino de los imposibles
he
visto la vida vestirse
de
un negro inmenso...
En
ésta noche tan semejante
a
las demás
he
visto mi propia vida
morando
en los arrabales
con
las migajas de fe necesarias
para
poder escribir
estos
mediocres versos.