sábado, 28 de septiembre de 2013

DISCULPA LA OSADÍA

Cércame el alma
sé tú mi frontera,
decreta leyes entre
el efímero amor
y mi intestinal guerra,
guerra que libro contra
la borrosa imagen que queda de mí
cuando tus ojos ya no trepan
por los muros de mi tristeza.

Sé tú mi límite
que en ti todo perezca,
dame la ebriedad de tu noche
y de tu día su destreza,
asusta con tus gemidos
los altaneros fantasmas
que anidan en mi indolencia.

Cércame el alma,
sé tú mi frontera,
pon entre mi muerte
y tu cuerpo,
y tu sonrisa y tu entrega,
algo así como unos
be(r)sos de universo
y estrellas.

Sé tú mi límite
que en ti todo perezca,
mis tantos / mis tan pocos,
mis cálculos / mis demencias,
dáme, - no sé si devuélveme-,

mi existencia.

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